Como parte de mi (sacrificado) trabajo de autora independiente, a esto es a lo que me he estado dedicando en las últimas semanas, aparte de revisar tres o cuatro veces mi última novela. No sé si el nombre correcto es «maqueta», porque hasta hace poco ni siquiera sabía que esto existía, y cuando lo descubrí fue con su nombre en inglés: «book mockup». Lo que sí es seguro es que es necesario si eres un autor independiente y quieres publicitar tus obras de alguna manera no demasiado cutre por internet, especialmente en redes sociales. Así que lo primero de todo, quiero dar las gracias desde aquí a diseñadores gráficos como Mark de Covervault, que pone gratuitamente a disposición de los escritores parte de su trabajo: plantillas gráficas de diseño muy chulo para que con una mínima adaptación puedas crear tus propias maquetas con los libros que quieres promocionar.
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Como escritora, siempre ando buscando imágenes reales que ilustren lo que voy creando en mi cabeza según escribo. Es bastante difícil encontrarlas. Puede que encuentre ilustraciones que se acerquen, que tengan un aire parecido, “que me recuerden a”… pero muy pocas veces me ha pasado que he dicho: “Wow, ahí está, eso es exactamente lo que pretendía describir”.
Hoy me pasó algo muy curioso. Llevo escrita una página de la tercera parte de mi saga espacial. Aún dudo si lo voy a contar en primera o tercera persona, o una combinación de ambas como viene siendo habitual. Lo que sí tengo claro es que el peso de la acción va a recaer sobre mi segundo protagonista, no sobre Sheila Craig (al menos la primera mitad, luego no sé qué va a ocurrir en la historia). Por casualidad pasaba por una tienda de discos que llevaba meses cerrada por enfermedad del propietario. Me hizo ilusión ver que habían vuelto a abrir (sí, yo soy una de esas chicas raras que aún llora por la pérdida de la mítica Madrid Rock). Entré para echar un vistazo a las portadas de grupos de rock que tanto me fascinan. No siento especial atracción por los vinilos, más que nada porque no tengo tocadiscos, pero me fui directa a ellos, como si tuvieran imanes. Pasé un par de ellos, y ahí estaba: Ian Olson. |
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Abril 2024
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