En La Comarca hay dos tipos de tiempo meteorológico. Cuando baja de 15 ºC es el duro invierno de la zona norte, ese que te obliga a llevar leotardos bajo uno o dos pantalones y te salen sabañones hasta en las cejas, hasta el extremo de tener que amputar dedos (menos mal que por estos lares manejamos la terapia regenerativa). Cuando sube de 20 ºC es el típico verano tropical asfixiante, ese que llevas esperando desde finales de octubre y cuando por fin llega no puedes ni salir de casa porque te torras viva bajo el sol abrasador. Menos mal que por la noche refresca y puedes volver a ponerte el pijama de invierno y dormir con mantita. Dios, ¿no existe en el mundo un lugar donde haga una temperatura más o menos normalita y las lluvias sean oportunas y reparadoras? En todo caso, a mí el tiempo meteorológico no me detiene, así que pasado el mediodía, después de acabar con mis quehaceres, me dirigí a mi lugar de meditación preferido a la vera de la carretera desde donde contemplo todo el valle y entro fácilmente en éxtasis místico. Por el camino me encuentro una pluma de cuervo y me la pongo en el pelo, considerándola un regalo del universo. ¿Alguien se podría imaginar que una mujer con alma india acabaría renaciendo en un valle que bien me recuerda aquel en el que masacraron a todo su clan? Pues así es. El 8 de abril fue el renacimiento por fin, si hemos de hacer caso a los signos astrológicos. Pasé unas semanas en las que me sentía encajada en el canal del parto, más o menos como el año pasado por estas mismas fechas, pero todo acaba llegando, con más o menos trabajo… Para los nativos norteamericanos las plumas que adornan la cabeza de los grandes hombres se entregan como reconocimiento a los desafíos superados y las hazañas conseguidas. Hoy me siento así, aunque aún quede un largo sendero por recorrer. Sonrío al preguntarme qué pensarán todos los que pasan por esa carretera al ver a esa mujer con una pequeña pluma en la cabeza contemplar el valle… Y entonces se rompe la armonía y suena el móvil, «Toss a coin to your witcher, oh valley of plenty», qué vida de contrastes esta en la que los antisistema no podemos salirnos completamente del sistema (ni hay intención de ello, mucho menos cuando eres Robin Hood disfrazado), pero así es… Una tal Andrea se presenta y me habla no sé qué de señales de inversión. —¿Señales? A mí solo me interesan las señales de humo. Esas que se ven en la distancia cerca de la loma de la montaña pueden ser de mis hermanos tribales… —Pero te llamo porque he visto tus datos en cierta página web… —No me interesa. —Todavía no te he dicho qué te voy a ofrecer, ¿cómo sabes que no te interesa? —Bueno, venga, pues cuéntame. —¿Tú no quieres invertir? —Sí, pero estoy estudiando. No me están vendiendo peces, me están enseñando a pescar. —¿Pero tú no eres vegana? —Sí, soy vegana, pero es una frase de mi mentor, no mía, y además ahora mismo no se me ocurre un símil que no sea tan horripilante como ese, joder qué tiquismiquis estamos hoy, y yo aquí que estaba en pleno éxtasis místico… que por cierto, ¿cómo es que sabes que yo respeto la vida de todos los animales no humanos? —Es un dato que obtuve de la Central de Inteligencia. —Ah, vale… aunque no hace falta que bajes la voz para decirme eso. ¿Y en serio existe Central de Inteligencia en España, después de la epidemia que tuvimos del virus de la estupidez ilimitada? —Bueno, existir existe, otra cosa es que los empleados de esa central hayan obtenido el puesto por méritos propios o por enchufe… eso funciona como los partidos políticos, ¿sabes? —Ah, claro, eso lo explica todo. Bueno, el caso es… ¿por qué me llamabas? —¿No te interesa la inversión bursátil? —Sí, pero lo que estoy haciendo es sacarme yo misma las castañas del fuego, no que me estafen vendiéndome humo… que al final era eso, ¿no? Ah, mira, encontré ese símil sin quererlo… —Pues si no puedo venderte nada porque has decidido empoderarte y hacerte millonaria a medio/largo plazo, entonces no sé para qué estamos teniendo esta conversación. —Yo tampoco. —Pues eso. —Pues eso. Ya te dije que no me interesaba, ¿te acuerdas? ¿Eh? ¿Eh? Y la tal Andrea colgó. No sé por qué, dada la extrema simpatía con la que me estaba dirigiendo a ella... Antes de morir por insolación volví a mi agujero hobbit y sonreí al ver a la perra Manolita haciendo excursiones por la montaña y con salvavidas haciendo el descenso del Sella en la piragua que compartía con sus dos cuidadores. Y mi único deseo en esta vida es seguir viendo a perros y gatos felices. Sí, al resto de animales también, incluyendo a los humanos, por si hay algún tiquismiquis leyendo esto. Bueno, reconozco que puede haber alguna excepción entre los humanos, que soy buena pero no tanto.
Tan simple y tan complicado a la vez. Qué vida esta de contrastes… Kiksúye.
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Archivos
Abril 2024
Categorías
Todo
|