Hoy por fin he sabido lo que se siente al encontrarte tu cuenta bancaria en números rojos. Por un momento he pensado que alguien iba a tirar abajo la puerta de la consulta y me iba a inmovilizar en el suelo con una porra, para llevarme presa a la cárcel. Luego me di cuenta de que eso no era posible, porque ya estoy en ella. Menos mal que me pude hacer con esos bonos de internet de 5 euros que venden en el ultramarinos que hay al lado de la cancha de baloncesto. No duran mucho pero al menos me da tiempo a consultar mi correo y a seguir contactando con potenciales disidentes en Facebook, que como bien es sabido es lo que hacen todos los delincuentes cuando están presos. No me ha afectado mucho lo de los números rojos. Era de esperar cuando el gobierno decretó que los autónomos les salvaran el culo en el estado de falsa alerta sanitaria. Lo malo es que ahora el banco vendrá a mí como si yo fuera la deudora, y la policía seguirá persiguiéndome como si yo hubiese hecho algo ilegal, en lugar de ir a por los verdaderos ladrones que son los políticos… Hmm, es curioso cómo están montadas las cosas en el 99% de los países, se ve que esos deben de tener algún grado de inmunidad al virus de la estupidez humana ilimitada (menos Donald Trump en concreto, claro, ese se lo debe de organizar de otra manera, o quizá es solo que aparenta ser estúpido pero no lo es). Aquí en la cárcel no hay mucho que hacer. No hay perros con otitis, no veo que ningún gato se cuele con heridas de mordedura, no veo cobayas con los molares sobrecrecidos… Por haber, no hay ni ratas en la cocina, que ya es triste, esto ni parece una cárcel como las de antes. Lo que sí hay es demasiado bicho muerto sobre las bandejas metálicas, así que ya he organizado mi primer grupo sobre veganismo, que cualquier lugar es bueno para difundirlo. Fuera a nadie le interesaba este tema, pero aquí se ve que andan tan aburridos como yo, y ya se me han apuntado catorce compañeros presos. El cocinero me mira con recelo. Tal vez se piensa que va a tener que cambiar todos sus platos del menú y sin duda no quiere esforzarse tanto, pero aún así se ha apuntado al grupo también. No sé, quizá debería tener un poco de miedo. ¿Será una emboscada y me amenazarán con cortarme la lengua si sigo hablando de ética y justicia?
—En realidad estoy un poco aburrido de las salchichas Snackies con queso y las milanesas de cerdo que me recuerdan a suelas de zapato. —Bien. Pero sabes que el veganismo no es una dieta, ¿no? Es un principio ético por el que reconocemos que los animales no humanos son seres sintientes que merecen respeto y unos derechos básicos, y por eso no los explotamos. Sus ojos se quedaron extremadamente abiertos. En ese momento no habría podido decir si no había entendido una palabra o si estaba procesando la información. —Vaya… y yo que llevo toda mi vida siendo engañado por las organizaciones bienestaristas, que dicen que lo importante es que el cerdo no sufra cuando le cortas el gaznate. —Exacto. Veo que lo has entendido a la primera. El cocinero sonrió con una sonrisa de complicidad y bajó el tono de su voz. —¿Sabes que soy parcialmente inmune al virus de la estupidez humana ilimitada? —¿Estás seguro? —Del todo. —No sé… que yo sepa aún no existe un sistema estandarizado que nos permita analizar el genoma humano en busca del virus de la estupidez humana ilimitada. —Vale, me has pillado, por algo dije «parcialmente» —por un segundo vaciló—. ¿Me aceptarías en tu resistencia de todas formas? —Qué dices, ni de coña… que aquí en la cárcel nos sentimos todos muy seguros, pero apuesto que en cuanto salieras te pondrías una mascarilla por puro miedo a ser contagiado y no para pasar desapercibido entre la multitud… —Piénsatelo… porfa… Hice un gesto de cansancio. —Bueeeeno, ya veré. Te apuntaré en la lista de posibles candidatos, pero no te hagas ilusiones, lo tienes muy difícil. Cuando estuvo lo suficientemente lejos lo taché de la lista con tanta fuerza que hice un agujero en el papel. No era el peor de los candidatos, pero tienen preferencia los veganos, que si queremos repoblar la tierra después del holocausto, será con paz y justicia para todos.
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