En el pasado he utilizado mucho este término, «the escape», en relación al suicidio, así que me alegra que en este punto de mi vida lo esté utilizando para algo muy bueno: estoy a un día de abandonar la Prisión 2, y ya siento el viento soplando en mi cara, veo los verdes prados y las montañas de Asturias en el horizonte según conduzco en la carretera, la ilusión creciendo poco a poco en el corazón… Buah, qué bien se siente… Ha costado llegar hasta aquí, sí, sangre, sudor y lágrimas, muchas lágrimas...
Como buena escritora me he puesto a escribir esta nueva serie en mi blog y no se parece en nada a lo que tenía en mente, supongo que en algún momento hablaré del proceso de gestación, pero de momento, en esta rara introducción, me voy dejando llevar por los acontecimientos. Después de todo esto es una especie de diario público, con un compromiso interno de escribir con frecuencia casi como en tiempos plandémicos. Ya veremos si soy fiel a ese compromiso o desaparezco a los seis meses como hacen algunos.
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En esta última, corta, pero extremadamente lenta etapa de transición hacia nuestro nuevo hogar, aún debemos hacer frente a las actitudes de ciertos miembros del círculo familiar que ya dejaron de ser familia hace tiempo. Uno de los fenómenos más interesantes y dignos de contemplación que nos trajo la plandemia fue la caída de las caretas. Como comentaba por aquellos lejanos días de falsa alerta sanitaria, por fin veíamos de qué madera estaban hechos los que nos rodean, y la mayoría de ellos demostraron ser sacas de gusanos (con perdón a los gusanos). Ahora, no sé exactamente por qué razón, no solo es que se les vea venir desde la distancia, es que parece que el universo se las apaña para dejarlos al descubierto, pillados con el carrito de los helados. Parece que llevan un post-it pegado en la frente con unas palabras escritas en mayúscula: SOY MALO. Y para algunos de ellos, ni siquiera hace falta escribirlo, también se ve a la legua que SON TONTOS.
We will find love, beauty, harmony and peace wherever we go, as long as we carry all those things inside. - Creating the New Paradigm - 🐿️ (A veces compartiré cosas simplemente por el hecho de ser bonitas, para elevar nuestra vibración. Igual que los pensamientos o las palabras escritas en un bote cambian la estructura del agua, como descubrió Masaru Emoto, lo mismo hemos de hacer con el agua que es parte esencial de nuestro cuerpo.)
Después de una rápida búsqueda en Google, he elegido la explicación que creo más adecuada para el uso que le voy a dar al término «neurosis» en esta entrada. Dice así: «La neurosis es un término con múltiples significados debido a su amplia definición. Los comportamientos neuróticos y las respuestas emocionales al estrés se han clasificado históricamente dentro de tres categorías principales: fóbica, histérica u obsesiva. Cada uno de estos términos se refiere a una relación diferente con las tensiones de la existencia, incluyendo la toma de decisiones, la incertidumbre, los vínculos y los sentimientos de vacío. Estas relaciones pueden causar dolor emocional en algunas personas, que estas clasificaciones de comportamiento abordan de diferentes maneras. Lagunas. Así lo llamaron. Como sinónimo de carencia emocional o vacío. Yo ya le había puesto nombre: agujero en el alma. Pero nadie podría haberse imaginado nunca la profundidad de ese agujero.
Según la filosofía taoísta, en la dimensión absoluta, el Wu Ji, no hay dualidad. Somos el océano, no una simple gota de agua. Ahí no hay carencias. El pasado, el presente y el futuro son lo mismo. Erwen lo sabe muy bien, ya que su intención basta para traer al presente un pasado que supuestamente no existe, pero que sigue produciendo el mismo dolor. Un dolor que debe ser abandonado como todos los lastres inútiles que retrasan el avance hacia una nueva realidad, sean emociones enquistadas, pensamientos en espiral o seres dormidos anclados aún al materialismo que se deshace minuto a minuto. Un ciclo de miles de años llega a su fin. Y yo me encuentro en algún punto de la dualidad, contemplando de vez en cuando, y con muchas limitaciones, el Wu Ji, cerrando como puedo no solo varios capítulos, sino un libro entero. El libro de Erwen. Al pasar la última página y llegar al final de ese libro, Erwen también morirá. El renacimiento se acerca. Y cuando el espíritu renazca en este cuerpo aún joven y fuerte, necesitará un nuevo nombre. Hace dos años no conocía aún el nombre, pero sí sabía quién iba a ser esa mujer: la india norteamericana que iba a ser y en la que nunca me pude convertir, desnaturalizada por el roce con individuos degradados. La india a la que, como otras mujeres que fui después, arrebataron la vida sin ni siquiera haber empezado a vivir. |
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