Hoy estoy un poco en plan filosófico, tratando de encontrarle un sentido a la vida. Cuando tu casa está situada entre mar y bosque, y desde que te levantas no haces más que oír el ruido del mar y los cantos de los pájaros, inevitablemente te preguntas por qué los humanos lo complicamos todo tanto. ¿No podemos hacer como los animales salvajes, vivir de lo que la naturaleza nos da, respetándola? ¿Vivir al día sin preocuparnos por el futuro y muriendo en paz cuando llegue la hora, aunque sea en las fauces de una gata como le tocó al pobre topillo de ayer? ¿En qué momento de la historia de la humanidad se nos fue la olla? ¿Cuándo se nos ocurrió montar el tinglado capitalista este (o cualquier otro sistema económico, que para el caso viene a ser lo mismo), en el que todos dependemos de otros para sobrevivir? ¿Y en qué momento decidimos que teníamos que dejar que alguien nos gobernara? ¿Por qué pensamos que lo más cómodo es delegar las decisiones importantes en otros? ¿Quién diablos inventó el dinero, con lo bien que nos iba con el trueque de bienes y servicios? Ya puestos, ¿quién fue el listo que dijo que era mejor vivir en comunidades? Como lo encuentre lo reviento… Cada día que pasa lo tengo más claro. El Covid-19 este o como lo quieran llamar no existe. La verdadera plaga es la sociedad en sí misma. Los humanos, no necesariamente lo son, algunos no están mal del todo. Pero creo que empezamos a cagarla cuando nos dio por arrejuntarnos. Si yo ahora mismo fuera autosuficiente y viviera en una cabaña en medio del bosque, sin internet, sin dinero, sin vecinos… ni me habría enterado que hay una pandemia poniendo en peligro la supervivencia de la especie humana, vendría el apocalipsis y seguiría tan feliz. Que trabajaría un montón para plantar mis verduras, arreglarme el techo de mi cabaña, ir a por agua al río y todo eso… pues sí. Pero no sé si merece la pena ser esclavo de un trabajo inútil y desmotivador para que me den dinero para que lo pueda gastar en tiendas, si lo básico podría tenerlo yo con un poco de conocimiento ancestral y esfuerzo personal. Total, ya casi vivimos en el umbral de la pobreza. Unos cocinarían, otros tejerían, otros labrarían la tierra… y asunto arreglado. Una tribu de veinte personas, prohibido el apareamiento... a no ser que sea con medidas anticonceptivas infalibles, y no porque sea antinatalista sino porque no queremos crecer y volver a inventar sistemas económicos que nos esclavicen. A repartir todo el resultado de nuestro trabajo, y ya está, dejaros de civilizaciones absurdas con 5G, si sabéis que intelectualmente no estáis a la altura de la tecnología…
Yo con el tiempo dejaría esta minicomunidad porque para mí diecinueve individuos más ya sería demasiada gente. Me convertiría en la anciana eremita que no quiere contacto con nadie, pero de vez en cuando me pasaría por allí para hacer trueque y seguiría viviendo aislada en mi cabaña. Tal vez adoptaría un lince huérfano o algo así, pero nada más. Lástima que ahora mismo no pueda hacer nada de esto. No sé cultivar, para empezar. Y seguro que si me pongo a construirme una cabaña en medio del bosque me arresta la guardia civil por romper la cuarentena y poner en peligro a la fauna salvaje con el dichoso coronavirus… Es lo que tienen las pandemias.
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