Las redes sociales están repletas ahora mismo de hospitales vacíos, grabados por personas disidentes que pretenden demostrar el engaño continuo al que nos someten los medios de manipulación masiva. Me parece una buena forma de activismo y animo a todo el que pueda a que lo haga en su localidad. Pero entre tanto vídeo de hospital vacío, me gustaría hacer una pequeña reflexión, porque no deberíamos perder la perspectiva ni olvidarnos del fondo de lo que está ocurriendo a nivel mundial: A estas alturas, saber que los hospitales no están colapsados tal y como nos cuentan, saber que eso es solo una pequeña parte del masivo engaño, ya no debería ser noticia, no debería sorprendernos. ESTAMOS EN UNA GUERRA. Llevo meses diciéndolo. Los principales objetivos de esta guerra son la sanidad pública, que ya está agonizando (los sanitarios se ahogarán en su propia sangre, pero ya han tenido tiempo para reaccionar y no lo hacen); los autónomos, que ya nos quedan dos telediarios; las ancianos, que siguen sienso asesinados ya de manera descarada en las residencias; los niños, que están siendo adoctrinados y traumatizados a consciencia para convertirlos en adultos incapaces de luchar por nada. En resumen, es una guerra contra LA HUMANIDAD. No creo que debamos buscar culpables, porque víctimas somos todos, como ha ocurrido en todas las guerras de la historia. Con «todos» me refiero, obviamente, a TODOS LOS QUE ESTAMOS ABAJO, al ciudadano de a pie, a los ingenuos que creemos en la vida, la libertad, la justicia, el honor, la decencia, la defensa de los débiles... los que trabajamos día a día por construir un mundo mejor. Esto es como la bomba atómica, pero a cámara lenta. Y supongo que de la misma forma que no te das cuenta de que han tirado una bomba atómica a pocos kilómetros de ti y ya estás muerto (y morirás de una forma bastante horrible), de la plandemia tampoco se enterarán muchos, antes de morir. Por desgracia es así y así lo estamos viviendo los que somos un poco más conscientes.
A mí un hospital vacío ya no me dice nada. Yo lo que veo es un mundo muerto después de la explosión de Chernobyl, un mundo sin alma, un mundo de zombis que no piensan luchar por sus vidas porque ya están muertos aunque no lo sepan. Aún tengo la esperanza de que quedaremos unos pocos libres y juntos fundaremos una sociedad mejor. Pero lo cierto es que llevo soñando desde que nací y de momento muy pocos sueños se me han cumplido. Los individuos que me rodean no ayudan en absoluto, porque la mayoría continúa en silencio o se ha convertido en cómplice del enemigo. El tiempo se nos acaba. Menos mal que la verdadera vida es eterna.
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