Mientras espero a que algún director de cine lea mi saga espacial y quiera adaptar tal obra de arte a las pantallas, me entretengo haciendo uso de las nuevas tecnologías, las cuales, todo sea dicho, dan un poco de miedo. O esa es la sensación que tengo al escribir la descripción de lo que salió de mi cabeza hace unas pocas décadas, pulsar un botón y ver cómo en unos segundos sale en la pantalla una ilustración tan extrañamente similar a lo que siempre imaginé. Buff. Siempre queda bien decir que mi personaje principal en las novelas es mi alter ego. Si dijera que alguna vez he pensado que podría ser yo misma en una futura reencarnación ya me tacharían, como mínimo, de ser una escritora algo excéntrica. Llamar loca pendeja a una artista no estaría bien visto socialmente, por eso lo suavizarían, sobre todo si esa artista ya ha publicado algunas de sus obras, como es mi caso. La cuestión es que me dan escalofríos. No son ilustraciones perfectas, no. No son al cien por cien como me las imagino. Pero se acercan lo suficiente como para producirme ese erizamiento del vello de los brazos que algunos llaman carne de gallina. Y es lo más cercano a lo que como autora puedo desear: que mis personajes tomen forma real, completamente humana, en el cine. Alguien me preguntó una vez qué actor o actriz escogería para hacer los papeles de protagonistas, en este caso, Ian Olson y Sheila Craig, y siempre fui incapaz de responder. Mi inteligencia natural también parte de ciertas imágenes que van evolucionando con el tiempo, hasta «producir» algo que jamás he visto en la realidad física en la que me muevo (al menos cuando estoy despierta). Pero paso a detallar un poco más mis impresiones. Mi primerísimo intento fue con Ian Olson. Y curiosamente, fue la imagen que más me gustó de todas las que pude sacar antes de que se me acabaran los créditos gratuitos de la plataforma de IA que estaba utilizando. ¿Por qué es la que más me gustó? Pues por varias razones, que voy a tratar de enumerar. Primera: no sé por qué, la IA se empeñaba en sacarme tíos con barbita, cuando eso no es precisamente lo que yo buscaba. Sin embargo, hay un fragmento del segundo volumen de la saga que siempre me hizo sonreír: «Traté de imaginarme el pasado de Shawn en el Cuerpo de Exploración Espacial. Era un trabajo duro, al menos eso decían, aunque para muchos era una buena forma de ganarse la vida. El aspecto de Shawn era rudo, pero no más que el de Ian o Kyle cuando regresábamos después de una larga misión, sin afeitar y con arrugas de cansancio marcando sus rostros.» Así que la barbita ligeramente crecida del hombre de la imagen encaja perfectamente en el contexto de mis novelas. La edad que puse para la imagen fue 28 años, pero yo le echaría unos pocos más, con esas arruguitas de cansancio con las que aparece. Segunda: al principio puse pelo rubio pero en realidad suelo repetir en la novela que es un rubio oscuro, «tostado, característico de los selenitas». En la imagen es demasiado rubio en comparación a las imágenes que me salieron después cuando puse «color miel», pero la apariencia general, la longitud y el ondulado es simplemente… perfecto. Muy similar al modelo real que sí que existe pero que no voy a decir aquí. Tercera: la expresión general y la mirada. Wow. ¡Qué hechicería es esta! Eso es siempre lo que más impresiona, no en vano dicen que los ojos son el espejo del alma. Este Ian Olson no sonríe con los labios, pero sí con los ojos. Parece escuchar atentamente a su compañera Sheila Craig, y no puede ocultar que se siente a gusto con ella. En el resto de imágenes la apariencia era muy distinta y no me gustó para nada, excepto en un aspecto muy típico de Ian en la novela: su tremenda seriedad en el trabajo y cierta dureza o exigencia con los que le rodean, que no sé por qué diablos la IA se empeñaba en sacarlo así cuando yo no le di indicación alguna. Me recordó uno de mis pasajes favoritos de La Operación Fantasma cuando resulta herido en un enfrentamiento con humanoides, una brecha en la frente sangra con profusión y discute fuertemente con Sheila por su imprudencia. Ahora pasemos a la protagonista. De nuevo, es muy difícil de escoger a alguien real que se le parezca, pero la imagen se le acerca bastante. Las primeras que hice eran en un estilo anime así que las descarté enseguida. Siempre he preferido el realismo. Sheila se parece mucho a la imagen ideal de la mujer que me gustaría encarnar en este viaje, o en el próximo, qué mas da. De hecho, es probable que ya fuera así en el pasado y por eso siempre me la imaginé así. No considero a Sheila demasiado «femenina», o sea, no es una mujer terriblemente hermosa y despampanante, para que los hombres me entiendan, pero sí tiene bastante atractivo. Tampoco es «masculina» al estilo de la teniente Ripley en Alien, el octavo pasajero o Sarah Connor en Terminator. Podríamos decir que no destaca mucho físicamente hablando, y casi siempre viste colores oscuros con lo cual es bastante discreta. El pelo no lo pondría quizá tan largo pero el ondulado sí que es perfecto y el color me gusta bastante. Es más difícil dar con los ojos exactos, en la descripción puse solo «grandes y verdosos» y el resultado fue más que aceptable. En alguna ocasión Ian hace referencia a su color indeterminado, entre marrón y verde, pero profundos e hipnóticos. La forma de la cara también me gusta, y, por supuesto, la expresión (de nuevo, wow). Creo detectar cierto miedo y cierta tristeza, lo que sería totalmente coherente con el argumento de mi novela, dado su pasado traumático. Aún me acuerdo de mis desastrosos intentos de dibujarla yo misma cuando era pequeña, pero cuando lo hacía siempre era así medio de perfil empuñando la pistola-láser. Tanto esfuerzo vano entonces y ahora tengo esto en unos segundos. Hmm… podría decir que el mundo va demasiado rápido para mí y que me siento vieja, pero lo cierto es que no es así. ¡¡Hasta me entran ganas de seguir escribiendo la cuarta parte!! En fin, esto mola. Mola mucho. Lo único malo de la IA es que es algo adictiva. Me paso horas gastando créditos a ver si por fin sale la imagen perfecta, esa que solo existirá siempre en mi imaginación, o quién sabe, en mis recuerdos… 🚀 🚀 🚀 Actualización 24-4-2024. Durante el día de hoy he publicado nuevas imágenes de Sheila Craig. Mis planes son, en un futuro muy lejano, según voy acumulando créditos en la página web de la I.A., escoger las mejores fotos y ampliarlas a mayor resolución, y metiendo más detalles, o sea, seguir experimentando a ver dónde me lleva esto. Pero hasta hoy no se me había ocurrido abrir las imágenes con un programa de edición de imagen como el GIMP, que es el que yo utilizo así a nivel amateur. Al ampliar la imagen de Ian hasta que apareciese el pixelado, me he quedado flipada al notar otro detalle inexplicable y demasiado específico como para pensar que es casualidad: una leve raya en la frente que no es un mechón de pelo y que bien podría ser la cicatriz que le dejó la brecha que mencioné en esta misma entrada, en uno de los pasajes que más me gustan de toda la saga (y de los que más orgullosa estoy como escritora, todo sea dicho).
Ver para creer 😳 😳 😳,
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