Vayamos con la octava portada que nos ocupa para cumplir con este reto de Facebook… que ya nos queda menos. Creo que no me equivoco si digo que 2001: Una odisea en el espacio, es una película clásica de ciencia ficción que algunos jóvenes tendrán como el peor pestiño cinematográfico de Stanley Kubrick. Si es así, lo comprendo, porque yo vi varias veces esa película en mi infancia y luego en mi juventud, y más o menos venía a pensar lo mismo. Para la época debió de ser espectacular: la música, la escenografía, la inteligencia artificial que se convierte en asesina… Tenía su puntito, pero no nos engañemos, no era La guerra de las galaxias, dónde va a parar. Bueno, pues actualmente esa percepción mía ha cambiado. La película no sé, tendría que volver a verla con otros ojos, pero no hace mucho por fin me decidí a leerme lel libro de Arthur C. Clarke en el que se basó la película, que forma parte de una serie que debe leerse completa (yo me he leído los dos primeros).
Y me quedé realmente flipada. La película no logra captar la profundidad del mensaje que quiere dar la historia. Es espectacular, pero difícil de interpretar. Al leerlo se entiende todo mejor. Cuando llegué al final de la segunda odisea, lo tuve claro: no es un libro de ciencia ficción, aunque así lo hayan clasificado. Es un libro de espiritualidad, y aún más claramente, habla sin tapujos de la reencarnación, explicando en segundo término algunos fenómenos paranormales que se dan en la Tierra y que se seguirán dando en las próximas generaciones, puesto que esos fenómenos van ligados a nuestra naturaleza humana y espiritual. No me sorprende que la película, y posiblemente el libro, siga pareciendo un pestiño a los jóvenes (y no tan jóvenes) de hoy, ya que la mayoría de ellos tienen su interés puesto en otras cosas, y hay mensajes que solo puedes captar cuando tus células resuenan en la misma onda. Quizá sea mejor así.
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