Lo reconozco, no me he podido resistir. Si es que cuando digo que esto de jugar con la I.A. es adictivo es por algo. Dos entradas del blog dos días seguidos, creo que esto es inaudito. Pero lo mejor es que me vuelve a entrar el gusanillo de retomar la saga, bastante parada desde hace meses no precisamente por falta de tiempo o inspiración, sino por lo complicado de la trama y los hilos que tengo que empezar a unir en la cuarta parte para que haya algo de coherencia. Y bueno, porque adentrarse en el lado más oscuro de los personajes siempre cuesta emocionalmente, y en ese sentido creo que estoy alcanzando el clímax de la saga. Esta vez parece que hay poca acción, pero en realidad se está removiendo todo a nivel interno. Y en ese removimiento interno mi personaje Erik Shawn tiene mucho protagonismo. Después de él, me encantaría hacer el retrato de Kyle, pero creo que este va a ser más difícil porque en mi cabeza está menos definido físicamente. ¿Y quién es Erik Shawn? Pues es uno de esos personajes que al principio creas como uno más al inicio de la historia, en este caso cuando me puse a escribir la segunda parte de la saga, Incógnita Z, pero poco a poco va adquiriendo una fuerza inesperada hasta que casi le roba el puesto al protagonista principal. Desde que lo creé supe que tenía mucho en común con Haldor, personaje que saltó como por arte de magia de La espiral de marfil a los relatos cortos de este blog porque siempre sentí que se merecía una historia aparte, lo que comúnmente conocemos como un spin-off en las series de televisión. Ambos son en esencia bichos raros que no comprenden la sociedad en la que viven y acaban aislados. Ambos vienen de una infancia difícil a causa de esa inadaptación al entorno. Haldor es un aprendiz de hechicero que busca el sentido profundo de la vida allá donde puede. Podría decir que Erik va aún más allá porque él ya no es aprendiz de nada, ya nació con ciertas habilidades psíquicas y las desarrolló con creces, siendo por ello perseguido por los que aún no aceptan que la Era de la Oscuridad llegó a su fin. Ha aprendido a mantener sus habilidades en secreto y cuando llega a la Central de Policía Espacial es su pasado como explorador lo que llama la atención de sus nuevos compañeros. Además, es un rebelde. Quizá por eso causó tanta simpatía en la autora y revoluciona a todos los demás personajes, convirtiéndose en uno de mis preferidos. Es curioso porque la semilla de Erik Shawn viene de otra historia de ciencia ficción que empecé a escribir muchos años antes pero no acabó de fructificar. En él describía la historia de un adolescente que dejaba su hogar en una colonia para ingresar en el Cuerpo de Exploradores. Ha heredado de su bisabuela ciertos poderes psíquicos que aún no comprende ni controla del todo. El colgante de piedra negra que ella le regaló en la despedida sobrevivió y Erik lo conserva en su vida adulta. Hoy su infancia es bastante más oscura que lo que escribí en esas escasas veinte páginas, porque al ser denunciado por una vecina es capturado y recluido en un «Centro de Remodelación Mental». El Cuerpo de Exploración Espacial se convierte en su salvación, después de los acontecimientos en ese lugar infernal. Me encanta cuando las ideas van creciendo en la oscuridad casi sin darte cuenta, hasta que un día toman forma y parece que el personaje surgió de la nada, pero no… nada surge de la nada. Simplemente desconocemos la tremenda fuerza de nuestro subconsciente, tanto para lo bueno como para lo malo. Buscando en mis archivos, puedo reproducir ciertos fragmentos de ese borrador. Sé que empecé a escribir las primeras ideas para ese relato en 2011 (lo cual me parece una barbaridad porque no pensaba que hacía tanto tiempo desde que empecé a escribir Incógnita Z, pero ¡el tiempo vuela!). Y luego ahí lo tienes, convertido en un hombre crecidito y con ese atractivo tan peculiar… Es cuando un escritor se pregunta «¿Pero realmente he sido yo la que ha creado esto o la criatura se ha creado a sí misma y se ha metido en mi cabeza por alguna razón que nunca descubriré?» Lo digo muchas veces, pero lo vuelvo a repetir: escribir es pura magia. Y una técnica increíblemente poderosa para conectar con nuestra esencia espiritual.
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Archivos
Abril 2024
Categorías
Todo
|