En un aniversario tan significativo para los disidentes como es hoy, 11 de septiembre, no parece una mala fecha para esta publicación. El texto me llegó en mis redes sociales, y casualmente hace unas semanas comencé a verme de nuevo la serie «Expediente X», por eso sé que está sacado del inicio de uno de los capítulos (en concreto el primero de la tercera temporada, «Anasazi»). En él la voz en off del actor indio Floyd Westerman Kanghi Duta (Red Crow), relata: «Existe un antiguo dicho indio: algo permanece vivo solo mientras vive el último hombre que lo recuerda. Mi gente ha llegado a confiar más en la memoria que en la historia. La memoria, como el fuego, es radiante e inmutable, mientras que la historia solo sirve a aquellos que buscan controlarla, aquellos que apagan la llama de la memoria para extinguir el peligroso fuego de la verdad. Ten cuidado de estos hombres, ya que son peligrosos ellos mismos e imprudentes. Su falsa historia está escrita en la sangre de aquellos que podrían recordar y en la de aquellos que buscan la verdad.» Viniendo de donde vengo, hoy me suena hasta profético. Y Floyd Westerman me recuerda a aquel anciano asesinado, tal vez mi abuelo, en aquella masacre que me dejó huérfana y perdida para el resto de aquella vida, y con cierto sentimiento actual de alienación cuando ando entre blancos. Me imagino que Westerman se refiere a los vivos, pero da la casualidad que los muertos también recordamos, porque nuestra memoria sobrevive. La historia está escrita en nuestra sangre. La historia está bien grabada en nuestra alma, que vuelve una y otra vez a esta tierra maldita, mientras haya capítulos que cerrar y cuentas que saldar. Durante años me pregunté por qué me pasé una buena temporada de mi vida en un extraño viaje de introspección, y ahora es cuando estoy empezando a comprender de verdad. Algunos de nosotros teníamos que conocer nuestro origen, teníamos que saber de dónde veníamos, para poder hacer frente a los acontecimientos que estaban por suceder. Tengo la impresión de que últimamente todo son cierres, seres que vuelven para hacer lo que les quedaba pendiente o decir lo que les faltó por decir, si es que no van a coger el tren del Nuevo Paradigma y nuestros caminos no se volverán a cruzar. Es una despedida en toda regla. Es como partir de los Puertos Grises hacia otro plano dimensional, sabiendo que ya no hay regreso posible ni reencuentros por largo, largo tiempo. Recordar es una habilidad que todos tenemos, pero muy pocos han aprendido a utilizarla. Esa habilidad que desarrollé cuando quise conocer realmente las respuestas a mis preguntas, me ha permitido tener muy claro hoy quién es el enemigo contra el que lucho, a gran escala. Ha estado entre nosotros durante miles de años, y yo siempre estuve en el mismo lado. Cuando eres capaz de verlo con la perspectiva que da el tiempo, es realmente sorprendente darte cuenta de cómo encaja todo. Todos somos protagonistas de esta gran historia cuyo final aún estamos viviendo, y es extraño conocer el papel que han jugado muchos de nuestros seres más allegados sin que la mayoría de ellos sean conscientes de su pasado. No hay duda de por qué estamos aquí y ahora, viviendo algo que para muchos no tiene sentido alguno. Si solo supieran… Y a pequeña escala, en lo que concierne a mi propia experiencia y recorrido personal, recordar es esencial para no perder el rumbo y tener siempre presente el propósito de mi existencia. Cuando estoy a punto de desfallecer, no tengo más que recordar sus nombres. Lo que estoy haciendo hoy, lo hago por ellas: por la joven enfermera a la que robaron su único amor y su única esperanza, si es que cabía alguna en medio de una guerra; por la humilde trabajadora que nunca pudo disfrutar de la plena felicidad con su hombre; por la esclava que nunca supo qué era ser libre; por la niña india a la que impidieron crecer entre miembros de su clan y vivir en perfecta comunión con la naturaleza; pero, sobre todo, por la ingenua adolescente que obedeció a sus padres y se entregó en matrimonio a un despojo humano que convirtió su vida en un infierno. Yo también tengo una lista, como Arya Stark, pero no es la lista de los humanos que me gustaría matar. Es la lista de las mujeres que fui, las que vinieron aquí esperando ser medianamente felices y solo encontraron maldad, tortura y muerte. Estoy segura de que esta vez será distinto, o al menos haré todo lo que esté en mi mano para que así sea. El dolor acumulado ha de convertirse en gratitud por esta nueva oportunidad de manifestarme como mujer y satisfacción por lograr ser quien quiero ser. Se lo debo a todas ellas. Me lo debo a mí misma. Es necesario para cerrar el ciclo.
Al principio muchos se preguntan si recordar es un don o una maldición. Yo no tengo duda de que es lo mejor que me ha pasado nunca. Ella recuerda. Y jamás va a olvidar. Kiksúye.
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Archivos
Abril 2024
Categorías
Todo
|