Una vez leí que Juan José Benítez, cada vez que se pone a escribir una novela, escoge un álbum en concreto que le inspire y lo pone de fondo repetidamente, siempre el mismo, hasta que acaba la novela. Yo no soy tan maniática, pero sí que suelo escribir con música. Tengo metidas en el ordenador unos cuantos cientos de canciones y las pongo en modo aleatorio para dejar que sea el azar el que me vaya llevando a las emociones que darán fondo a lo que escriba. No, en realidad al azar no le doy tanto poder. Más bien, cuando me pongo a escribir, ya tengo ciertas emociones en mi interior que sé que van a dar su fruto en cuanto ponga los dedos en las teclas del ordenador. Es probable que muchos digan que no podrían escribir con música de fondo, que necesitan concentración y silencio. Bueno, yo creo que me acostumbré ya desde pequeña a hacerlo así, porque mi hermano mayor solía poner su cadena de música a toda caña mientras yo estudiaba, y no me molestaba especialmente. Así me saqué todo el bachillerato, y con sobresalientes, así que desde luego mal no me hizo. Sí que a veces necesito que la música no tenga letras, porque entonces me pongo a cantar y eso sí que me aleja la mente de lo que trato de expresar en palabras, pero por ejemplo para escribir esta entrada de mi blog no tengo ningún problema en tener puesta a la vez música de rock y a veces canto con ella. Ahora mismo está sonando «Finger on the trigger» de Asia. Por otra parte, es obvio que muchas de mis escenas literarias están inspiradas en letras de canciones, como se puede ver muy bien en La espiral de marfil. Y al mismo tiempo, a veces meto canciones porque creo que un libro es como una película, debe tener su propia banda sonora original, aunque como todavía no he encontrado a ningún músico que componga para mis historias, pues de original tiene poco. También lo hice, creo de manera más magistral aún si cabe (sí, no tengo abuela) en El Ángel de la Muerte, ya que en formato blog podía meter hasta la canción en un vídeo de YouTube y eso mola cantidad. Juntar la canción «Burning down» de Arena con Leuche resucitando después de que lo quemaran vivo es un momento sublime pocas veces superado en la historia de la literatura, a mi humilde entender. Otro recurso muy interesante es que los propios personajes recuerden melodías o letras de canciones en sus mentes. Eso dice mucho de ellos. Si les gusta el reggeaton, ya sabes que tienes que matarlos cuanto antes. Con crueldad y alevosía. Volviendo a esa cadena de música y al concepto de escribir pero no literalmente, como comentaba en la primera entrada de esta serie, ahora recuerdo que de siempre la música me ha inspirado, trayéndome emociones y luego escenas asociadas que me servían de punto de partida para mis historias o fragmentos de ellas. Uno de mis pasatiempos favoritos, especialmente después de pasarme todo el día en clase escuchando aburridas disertaciones, era tumbarme en la oscuridad y mientras escuchar (atención, me refiero a escuchar de verdad, no a oír, como casi siempre hacemos ahora, por ejemplo poniendo la música de fondo) un disco entero de alguno de mis grupos favoritos, pongamos la Barclay James Harvest. La música te lleva a un estado alterado de consciencia, y por eso facilita la creatividad. Es la antesala a esas dimensiones de la mente que tanto cuesta alcanzar a la mayoría de la gente. Yo siempre llamé a ese estado «levitar». Y llegué a crear numerosas escenas para mis novelas mientras levitaba. Algunos discos crean una atmósfera especial. Por ejemplo, siempre me ha encantado el álbum Time de la Electric Light Orchestra porque me lleva directamente a un futuro espacial que tiene lugar en la Luna. De hecho, la canción instrumental titulada «Another heart breaks» es parte fundamental de mi actual «trabajo en progreso», como dicen los ingleses, la tercera parte de mi saga espacial, que transcurre en nuestro satélite. Y no puedo desvelar más… Los álbumes conceptuales, tan típicos en el rock progresivo, también son escenarios interesantes en los que perderte para encontrar tu propia inspiración. Ahora mismo destacaría Contagion de Arena, ya que parece que no podemos separar la situación plandémica de todo lo demás. Una auténtica obra maestra con temas que no puedo dejar de escuchar y que también me transportan al pasado lejano, como esta magnífica «On the edge of despair», con la que me despido por hoy, entre otras cosas porque he dejado mi novela para escribir esta parrafada. Sí, esta es una de las razones por las que mis proyectos avanzan más lentamente de lo que deberían. Soy errática e inconstante, pero juro que acabo todo lo que empiezo… o casi. [Después de escribir este artículo apagué la música y me sumergí de lleno en la escritura de esa escena que partiría de la imagen congelada que ya tenía en mi cabeza. Es cuando comenzó el verdadero proceso creativo, el dolor, el sufrimiento que implica resonar con las emociones del personaje y dejarle que me susurre lo que pasó en ese momento de su vida de la que yo solo soy el testigo. Otro día hablaré largo y tendido sobre esto.] ON THE EDGE OF DESPAIR
Lying there - With spiders in your hair No one seems to care if you survive Blood on your face - All over the place No one seems to care if you live or you die We're the same you know Putting up walls and dodging the stones We're the same you know Walking in the crowd, but living alone Don't let this life decay to misery and hate Don't throw it away – don’t leave it too late Lying there - On the edge of despair This is where I should have been Black and blue - All battered and bruised This is where I should have been Lying there - With death in the air Too young and unprepared for such distress Hanging on - But not for too long Too young and unprepared for such distress We're the same you know Putting up walls and dodging the stones We're the same you know Walking in the crowd, but living alone Don't let this life decay to misery and hate Don't throw it away – don’t leave it too late There will be a time and place You'll be sure to find me there Praying that I won't be too late To take you from the edge of despair We're the same you know Putting up walls and dodging the stones We're the same you know Walking in the crowd, but living alone Don't let this life decay to misery and hate Don't throw it away – don’t leave it too late
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