Parte 6. Como hoy es domingo he decidido salir brevemente de mi búnker en las cloacas y tomar un poco de sol en algún triste parque de los que pueblan la urbe, más pestilente aún que las cloacas. Si alguno de estos decrépitos árboles que me encuentro por el camino sintiera, posiblemente desearía suicidarse. ¿Quién querría echar raíces en un suelo cubierto de asfalto, expuesto a la poda arbitraria y sin sentido que los ayuntamientos decretan todos los años? No son conscientes pero hasta yo lo puedo sentir en su energía. Nada que ver con los árboles que crecen en los bosques, libres y rodeados de sus congéneres para comunicarse entre ellos mediante sus señales químicas, creciendo en mayor o menor armonía con los demás habitantes. Me tumbo sobre la hierba y miro el cielo, reflexionando sobre mis escritos y mis luchas personales. La vida es extremadamente simple, aunque quieran convencernos de lo contrario. El veganismo también lo es, en realidad no hay nada discutible en él. El problema no es que sea difícil de entender. El problema es que no quieren entenderlo. «Es muy difícil hacer comprender a nuestros contemporáneos que hay cosas que, por su propia naturaleza, no se pueden discutir; el hombre moderno, en lugar de elevarse hasta la verdad, pretende hacerla descender a su nivel.» René Guénon. Me pregunto qué nos mueve a los activistas a seguir en la brecha, a seguir defendiendo a nuestros hermanos los animales no humanos día a día, y la respuesta es siempre la misma: una vez que eres consciente de una injusticia, no puedes permanecer parado. Esta semana ha sido para mí especialmente intensa en cuanto a buscar justicia, en diferentes ámbitos. Casi me he sentido como en mi vida pasada de juez, contemplando las intenciones, los deseos y las acciones de otros, para tomar mis propias decisiones y hacer lo que considero más justo para todos. Y me doy cuenta de que todo es mucho más simple de lo que parece. Basta con dejar la mente a un lado y sentir con el corazón. En lo más profundo de tu alma, si aún te queda algo de humanidad, puedes distinguir perfectamente las buenas y las malas acciones. Con un mínimo de reflexión, todos sabemos a quién pueden perjudicar nuestras malas decisiones. En algún momento todos podemos hacer daño sin pretenderlo. Pero saber que hacemos daño y decidir ignorarlo es hacer trampas. Es elegir el mal a propósito. Por muchas capas de adoctrinamiento que lleves encima, tu intuición y tu alma de niño saben perfectamente cuál es la realidad, y a pesar de ello eliges a consciencia empuñar el arma y utilizarla. Cuando le enseñas a la gente la pura realidad, y ves que ellos insisten en cometer injusticias, eso duele. Es este hecho el que acaba haciendo mella en los activistas, al menos en mi caso. Al final, cuando acaba la lucha y la adrenalina deja de tener ese efecto anestésico en las heridas producidas, lo que queda no es más que tristeza, una tristeza inmensa al comprobar que la mayoría de las personas eligen perpetuar ese dolor y ese sufrimiento perfectamente conscientes de lo que hacen. La vida está hecha de situaciones en las que siempre puedes elegir entre el amor y el odio, la guerra y la paz, el egoísmo y la generosidad, la violencia y la no violencia… y lo más frecuente es que siempre se elija el mal. Es muy curioso observar a estas personas buscando el mal fuera de ellas, acusando a otros de pederastas y asesinos de niños, mientras se vanaglorian de que saben lo que pasa en los mataderos pero ellos van a seguir pagando a otros para que maten a los seres inocentes que quieren comerse. Lo último que sé de ellos es que se entretenían compartiendo vídeos donde se hacían experimentos con plantas, viniendo a demostrar que en el fondo no tienen ningún interés en respetar a seres vivos, sean sintientes o no. Se les ve muy preocupados por los efectos perniciosos de las mal llamadas vacunas de ARN mensajero utilizadas para neutralizar un falso virus patógeno, pero es obvio que lo único que les preocupa es su propio ombligo. De pronto me di cuenta de que son ellos la disidencia controlada, o quizás ni siquiera son disidencia, cuando están dejando claro que ellos tampoco piensan renunciar a su posición de esclavistas de animales no humanos. Hay dos tipos de disidentes: los que se oponen al Nuevo Orden Mundial y no quieren que nada cambie; y los que queremos que se derrumbe ya del todo el presente orden de cosas y avancemos en la creación de un mundo nuevo, justo para todos. Yo seguiré buscando a más miembros de la Élite de la Resistencia, porque solo nosotros podemos crear ese futuro. Solo nosotros tenemos la sensibilidad y la consciencia suficientes para el avance. Los veganos somos humanos sensibles, sí. Pero esto no debería ser algo especial, igual que no ser violento debería ser la norma y no la excepción en un mundo supuestamente civilizado. Sensibilidad no es sinónimo de fragilidad, sin embargo. Siguiendo con la analogía de la Resistencia en un mundo covidiano, los veganos somos igualmente la Resistencia en un mundo no vegano. Los disidentes veganos somos doblemente resistentes, por tanto. Afirmamos que está mal esclavizar y asesinar a los demás animales. Una verdad tan básica y evidente como esa solo encuentra oposición y burla, igual que cuando algunos humanos afirmamos que ciertas mal llamadas vacunas son en realidad un experimento genético que está matando gente, incluyendo ancianos y niños. Afirmamos estas cosas con muy buenas razones para ello, soñando con un mundo mejor para todos en el que nadie tenga que sufrir, en el que todos puedan vivir su vida en libertad. Y lo único que recibimos es desprecio. Pero no nos queda otra. Por mucha tristeza que llevemos dentro, por muy cansados que estemos después de hacer activismo, sabemos que es mucho peor vivir y morir como esclavo, y a veces lo decimos literalmente. Cualquiera que haya mirado a un animal no humano a los ojos en sus últimos segundos de vida sabe que sienten lo mismo que nosotros ante la muerte, no como los geranios o las rosas, o un roble que va a ser talado. Qué puede haber en la mente de un humano para no ser capaz de ver esa realidad, reconocer que estaba equivocado, y elegir el bien, es una pregunta sin respuesta que da bastante miedo. Quizá ya no somos humanos. Quizá ya nos han dejado sin alma. Y sin duda es la razón por la que nuestra civilización actual está agonizando. Mi lema como activista vegana es «Sé vegano, amigo mío». Parte de la inspiración fue Bruce Lee, la otra parte fue Marillion: «Be beautiful». Muestra tu sensibilidad. Muestra tu valentía. Arriésgate a que te hieran. Da igual que se rían de ti. Da igual que te pisoteen, que te odien, que intenten lincharte. Veganismo es justicia. Nuestra obligación es hacer lo correcto y defender a los inocentes, en todas las circunstancias, hasta que no quede sangre corriendo por nuestras venas. Are you strong enough to be Why don't you stand up and say Give yourself a break They'll laugh at you anyway So why don't you stand up and be Beautiful Black, white, red, gold, and brown We're stuck in this world Nowhere to go Turnin' around What are you so afraid of? Show us what you're made of Be yourself and be beautiful Beautiful Como broche de oro, tan solo he de añadir que por fortuna cada vez hay más personas que deciden ser bonitas y hacerse veganas. Tarde o temprano el mundo se hará vegano, porque es el único camino posible cuando haya un verdadero avance en la consciencia espiritual de los seres humanos.
Bonus: Mi proceso creativo: Cómo se hizo «El extraño caso del plátano sintiente».
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